Plan de Tacubaya.
- urielmaltos03
- 19 abr 2018
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La Constitución de 1857, jurada el 5 de febrero de 1857, tenía una ideología marcadamente liberal por lo que ciertos artículos fueron considerados contrarios a los intereses de la Iglesia Católica, institución que hasta ese momento contaba con gran influencia en la opinión pública y era su principal institución financiera.
Por ello, de manera arbitraria, a toda persona que por propia convicción o por necesidad juraba dicha Constitución, quedaba inmediatamente excomulgada por la Iglesia incluyendo a aquéllos que de una u otra manera eran beneficiados por la enajenación de bienes eclesiásticos mandada por dicha Carta Magna. Esto origina una pugna adicional entre Iglesia y el Estado dividiendo a la población en dos facciones: quienes apoyaban al Estado —principalmente liberales puros y moderados, y quienes estaban a favor de los privilegios de la Jerarquía de la Iglesia Católica, llamados conservadores, herederos ideológicos del llamado legado de los insurgentes criollos que tan solo 36 años antes habían consumado la independencia bajo la fórmula política del Imperio. Por tal, si bien los liberales representaban las ideas en boga, el estatus todavía de héroes de algunos de los antiguos líderes conservadores pesaba y dab cierta legitimidad entre los criollos acaudalados.
Las leyes contenidas en la Constitución de 1857 aspiraban a ser modernas. Y desde luego, fueron parte de un proyecto nacional con un horizonte discursivo socialmente más inclusivo, y con pretensiones propias de la Modernidad Cultural y Política; ideas inspiradas (a veces extrapoladas incluso) en la Ilustración Europea—primordialmente Francesa y Británica—y en la Constitución de Estados Unidos, sin embargo, un parte del pueblo, fiel a su Iglesia Católica y a la vez adoctrinado por ella, las veían como un código sacrílego, merecedor de toda reprobación.
El 15 de noviembre de 1857 el presidente Comonfort convocó en el Palacio Arzobispal de Tacubaya al escritor y diplomático Manuel Payno, al gobernador del Distrito Federal Juan José Baz y al general Félix María Zuloaga con la intención de consultarles acerca de la viabilidad de seguir gobernando con una constitución que era impugnada por la mayor parte de la población. Esta reunión marcó el inicio de una conspiración cuyo fin era derogar la Constitución de 1857.
El 14 de diciembre de 1857 el Congreso de la República llamó a comparecer a Manuel Payno, a Juan José Baz y al Ministro de Gobernación Benito Juárez García ante las sospechas levantadas por el diputado Eligio Sierra acerca de una conspiración entre el Ejecutivo contra la constitución liberal. En tal sesión, Benito Juárez afirmó que el ejecutivo estaba en toda la disposición de cumplir los acuerdos con el Congreso, a mantener el orden y progreso públicos y aseguraba que de ninguna manera se estaba gestando un golpe de estado.
Promulgación
📷Copia del Plan de Tacubaya.
En el Palacio Arzobispal de Tacubaya, y con la presencia de Manuel Silíceo, José María Revilla, Mariano Navarro, Juan José Baz, Ignacio Comonfort y Manuel Payno, Félix María Zuloaga redactó el 17 de diciembre de 1857 el Plan de Tacubaya.
En seguida se dio a conocer la revolución, por medio de telégrafos, al resto de los estados de la República y poco después se unieron los gobiernos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Estado de México, Chiapas, Tabasco y San Luis Potosí y las guarniciones militares de Cuernavaca, Tampico y Mazatlán.
Considerando que la mayoría del pueblo no quedó satisfecha con la Constitución; que el país debe regirse por leyes acordes con sus usos y costumbres; a partir de esta fecha cesa de regir la Constitución; el presidente Comonfort conserva tal carácter, pero con atribuciones omnímodas; a los tres meses el propio Presidente convocará a un Congreso constituyente para que elabore un nuevo código que será sometido a la aprobación de todos los habitantes de la República. Telégrafo a Manuel Doblado, Ciudad de México, 17 de diciembre de 1857.
Una vez que el Plan había sido difundido, renunciaron a su cargo el Ministro de Relaciones Antonio de la Fuente, el Ministro de Justicia Manuel Ruiz y el Administrador de Correos Guillermo Prieto. Además fueron aprehendidos el Presidente de la Suprema Corte de Justicia Benito Juárez y el Presidente del Congreso Isidoro Oltivo.
La Iglesia Católica emitió una circular en la que anunciaba que aquéllos que se mantuvieran fieles a la Constitución de 1857 quedarían excomulgados y que aquéllos que en el pasado jurasen a Constitución pero apoyaran ahora al Plan de Tacubaya serían perdonados.
Adhesiones al plan
Dos días después el presidente Comonfort se adhirió al documento y poco después se unieron los gobiernos de Puebla, Tlaxcala, Veracruz, Estado de México, Chiapas, Tabasco y San Luis Potosí y las guarniciones militares de Cuernavaca, Tampico y Mazatlán. El primero de enero de 1858 la guarnición militar de Mazatlán, a la sazón capital de Sinaloa y principal ciudad del noroeste de México, se adhirió al plan de Félix Zuloaga y proclamó lo que llamaron Plan de Mazatlán.
A juicio de los alzados Comonfort adoptó un sistema de vacilación que ha puesto en alarma a cuantos lo secundaron haciendo desconfiar de las promesas que hizo, por lo cual el 11 de enero de 1858 el Plan fue modificado:
"Se elimina al Excmo. Sr. Comonfort del mando supremo de la Nación y se proclama como General en Jefe del Ejército Regenerador al Sr. General don Félix Zuloaga quien está decidido a "salvar a la Patria", conservando su religión, la incoluminidad del ejército y las garantías de los mexicanos restableciendo el orden, procediendo desde luego a la organización del poder ejecutivo nombrándose un presidente interino por junta compuesta por un representante por cada Departamento, nombrada por el expresado General en Jefe."
Pronto hubo serias discusiones entre el presidente Comonfort con el gobernador Juan José Baz y el general Zuloaga lo cual provocó que en la madrugada del 11 de enero de 1858 se sublevara el ejército revolucionario para pedir la expulsión de Ignacio Comonfort del movimiento. En cuanto Comonfort supo de la sublevación en su contra se dirigió a liberar a Benito Juárez.

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